Lo más importante en la iluminación es que sirva para realizar esa determinada tarea. Importa el color y la intensidad luminosa, tanto como la ubicación, la distancia de la fuente de luz y su movilidad, como en las lámparas de brazo con resorte o cuello de ganso.
Hay una relación entre el envejecimiento y el requerimiento de luz. Después de los 40 años, por lo general deben adaptarse los lentes para lectura y usar luces más intensas y aumenta la necesidad de iluminación cada año.
El contraste es un factor importante en la lectura eficiente. El mayor contraste se logra con letras negras sobre un fondo blanco. Cuando se usan colores de fondo, la regla es exagerar las diferencias entre los colores de fondo y los planos anteriores.
Al envejecer, la discriminación al color se reduce, en especial si el cristalino ha perdido transparencia.
Los niños pequeños y las personas jóvenes en general no necesitan luz brillante para leer, pero siempre es más cómodo trabajar con buena iluminación, preferentemente con luz indirecta que ilumine el ambiente.
(Tomado de: Oftalmología General, Eleanor Faye, Editorial el Manual Moderno, 2000)