Hace unos meses me compré un libro que se llama Miopía: ¿Qué Hacer? de Alessandro Mugnai (Biblioteca de la salud natural, 2006) que en la pag.43 dice: "Podríamos buscar el origen de la miopía en algún momento de disgusto psicológico somatizado a nivel de los ojos. La presencia de una miopía podría significar que hay algo que no queremos ver, de nosotros, de la vida actual, del pasado o del futuro..."
Sacado de contexto fácilmente podría pensarse que esta teoría es una locura. Pero creo que solamente es aventurada. Si el autor -aunque no lo menciona- toma en cuenta que hay estados de ceguera fingida, no suena tan loco pensar que podría existir una miopía de negación, que no tenga que ver con los ojos. Como de hecho existe una pseudomiopización provocada por el mucho trabajo con la computadora, pero que tiene su explicación en razones menos esotéricas, como es la acomodación.
Como el ojo, técnicamente, es un sistema de lentes formado por lentes de distinto poder dióptrico, distancias de enfoque y sistemas de enfoque (acomodación), no es tan difícil entender el origen de la miopía. Siendo simplistas se puede decir que la miopía se debe a un ojo más grande de lo normal, o a una córnea más curva de lo normal y puede medirse de manera muy certera con una lámpara y un sistema de lentes (retinoscopía).
Pero el ojo es un sistema de lentes vivos y ahí es donde se pierde la simpleza. Porque sí es cierto que al formar parte de un ser vivo, este sistema de lentes puede no ser igual a aquél otro sistema de lentes de otro ser vivo, y es por eso que no es lo mismo medir la graduación de un niño que de un anciano, de una persona que trabaja en el campo o frente a la computadora, de una mujer embarazada o de una persona diabética. Y más aún, ni siquiera es lo mismo medir la graduación entre un diabético y otro aunque tengan la misma edad y ocupación.
Pero de aceptar el hecho de que cada persona es única y la adaptación de lentes es un acto que no se puede generalizar, a invalidar la existencia de la miopía como un hecho real, hay un trecho muy grande.
Lo más saludable es mantenerse en el justo medio. Podemos probar -sin que resulte oneroso- distintas alternativas como los lentes pintados, los lentes específicamente para trabajar, los ejercicios para los ojos y hasta los lentes de rejillas, los masajes, los filtros y el yoga. Lo peor que puede pasar es que no pase nada.