Más del 50% de las personas con glaucoma padecen el de ángulo abierto. En estos ojos algún defecto microscópico impide el flujo de salida del humor acuoso. Esta condición nunca produce dolor o enrojecimiento, y la presión intraocular se eleva lenta pero insidiosamente.
La mayor parte de las investigaciones de glaucoma sugiere que el aumento de la presión intraocular constriñe los capilares que irrigan las fibras del nervio óptico, destruyéndolas en el transcurso de los años.
Las primeras fibras en morir son las que corresponden a la retina periférica. Esta enfermedad ocurre muy rara vez en la infancia. Se presenta principalmente en personas mayores de cuarenta años y tiene una base hereditaria.
La presión intraocular (PIO) es uno de los parámetros más importantes en el diagnóstico y tratamiento del glaucoma. El tonómetro de aplanación de Goldmann es aún el método "gold standard" para su medición.
Diversos estudios han demostrado una correlación lineal positiva entre la PIO y el grosor central de la córnea GCC, sugiriéndose que existiría una subestimación de la PIO en las córneas delgadas y una sobreestimación en las gruesas.
El OHTS (Ocular Hypertension Treatment Study) definió las córneas delgadas como factor de riesgo en sujetos hipertensos oculares para el desarrollo de glaucoma. Herdon et at describieron el GCC como un factor clínico importante a tener en cuenta en la determinación de la severidad del glaucoma en el examen inicial del especialista.
Por otra parte, el estudio del campo visual continúa siendo hoy día la prueba principal para el diagnóstico de la enfermedad glaucomatosa, e incluso antes de introducir cualquier nuevo método diagnóstico para esta patología es necesario validarlo con el estudio del campo visual.
Referencia
- Archivos de la Sociedad Española de Ofalmología 2009;84:139-144