Rodeando la pupila se encuentra el iris, la parte del ojo que tiene color. El color viene de un pigmento en el tejido del iris llamado melanina. Mientras más pigmento, más oscuro el color. Los ojos cafés tienen mucho pigmento; los ojos azules o verdes tienen poco pigmento. Al avanzar la edad el color del iris puede cambiar al perder parte de ese pigmento.
Pero el iris tiene otra función. Contiene un anillo de fibras musculares que pueden ampliar o reducir el tamaño de la pupila y controlar así la cantidad de luz que llega al interior del ojo. Es algo así como ajustar las persianas de una ventana.
Además de esta tarea, los músculos del iris reaccionan a las emociones afectando el tamaño de las pupilas. El enojo puede hacerlas más pequeñas, mientras que el entusiasmo y el placer pueden hacerlas más grandes.
Los oftalmólogos usan elementos dilatadores para ver mejor dentro de los ojos durante un examen. Estos medicamentos son asimilados más fácilmente por los ojos claros por lo que el efecto será más rápido y más duradero que en los ojos más oscuros, debido a la mayor cantidad de pigmento que éstos contienen.
Pero mientras que lo anterior es un hecho comprobado, la creencia de que no es posible hacer un transplante en ojos de diferente color, es solo un mito, ya que la única parte del ojo que puede transplantarse es la córnea, cuyo tejido es transparente.
El azul y el marrón son en realidad los dos únicos colores del iris y todos los demás son de hecho una mezcla de éstos dos. De aquí se desprende una teoría poco conocida sobre diagnóstico a partir de analizar el iris, llamada iridología.
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