Ahora que está de moda ser ecológicos, lo “verde” es la tendencia a reusar, reciclar, rellenar, etc.
Pero esta moda no para todo es buena. En el caso de los lentes de contacto, los mejores son los desechables. Porque desechable no necesariamente quiere decir de menor calidad. Los lentes de contacto blandos están fabricados de un material muy poroso (hidoxietilmetacrilato HEMA) que con el tiempo va permitiendo la adherencia de sustancias propias de la lágrima como son las proteínas que alimentan la córnea. Estas adherencias son difíciles de limpiar del lente y hacen que a medida que pasan los meses, el lente se vuelva menos cómodo y transparente. Esto implica que aunque teóricamente los lentes convencionales duran un año, es muy probable que a los seis meses ya no den una visión tan buena como cuando están nuevos.
Por otro lado, los lentes de contacto desechables que están fabricados para que duren un mes, no tienen tiempo de ponerse viejos porque se cambian cada mes, o mes y medio, por un par nuevo y estéril, con lo que baja drásticamente el riesgo de infección en los ojos, ocasionada por lentes contaminados.
Hago una recomendación especial para no comprar lentes de contacto de marca dudosa o poco reconocida, por gastar menos. Los lentes de contacto van pegados al ojo y se debe ser cuidadoso en comprar los fabricados con procesos de alta calidad: Bausch & Lomb o Johnson & Johnson son seguros.