Como el libro está editado por la Universidad Politécnica de Cataluña, y como sabía que los españoles leen más libros que los mexicanos, asumí que la prueba en cuestión no me serviría para aplicarla a niños locales, y me puse a hacer mis propias averiguaciones. ¿cuántas palabras leen los niños mexicanos en un minuto?
Sin tener claro cómo obtener el dato, me fui a una escuela pública y me permitieron tomar la agudeza visual y registrar las palabras que leen en un minuto los niños de segundo a sexto grado de primaria, un grupo de cada grado. Pero intuía que no era lo mismo revisar a un niño de una escuela pública que a uno de una escuela privada; así que llegué a una escuela privada y tomé nota de los mismos parámetros: agudeza visual y palabras por minuto. Esta vez a un grupo de cada grado desde segundo de primaria hasta tercero de secundaria.
A grandes rasgos pude ver que los niños de la escuela privada ven menos y leen más rápido que los niños de la escuela pública. Pero la diferencia en la lectura era tan grande que no podía medir un niño de escuela pública con datos tomados de escuela privada.
Unos años después de este experimento entré a estudiar la licenciatura en matemáticas en la Universidad de Sonora y cuando llevé Estadística aprendí muchas cosas acerca de cómo interpretar los datos que uno necesita para apoyar alguna creencia. Ahora, después de haber llevado la materia de Técnicas de Muestreo me queda más claro cómo debe hacerse una investigación para conocer qué es lo cierto.
Basada en el registro de datos que hice en aquel entonces, podía incluso haber asegurado que aprender inglés acorta la vista, porque los números pueden acomodarse para que digan ciertas cosas, si no entiendo ese lenguaje.
Pero ahora sé que aquellos datos solo me dicen que los niños de esa escuela pública veían mejor y leían más lento que los niños de esa escuela privada, en ese año.
Después de todo, estudiar matemáticas hace más fácil mi trabajo de optometría.