El siguiente es un resumen de la plática sobre Protesis oculares ergonómicas que fué presentada por la Dra. Arlette Amador de la UAG en el 6to Congreso de Actualización en Optometría, Morelia 2010.
La falta de un ojo tiene implicaciones funcionales y estéticas, por lo que usar una prótesis puede significar un mejoramiento psicológico.
El microftalmo (órbita con un ojo anormalmente pequeño) es más común que la anoftalmía (ausencia total del globo ocular), observándose una prevalencia de 1.2 y 1.8 por cada 10.000 nacimientos respectivamente. Y la atrofia ocular o ptisis bulbi adquirida es aquella originada por un trauma o un tumor.
Estos son los casos en los que se usan las prótesis oculares.
El microftalmo presenta un buen soporte para una prótesis ergonómica. Si el ojo es pequeño se colocan conformadores para que el tejido crezca normalmente y se van cambiando a medida que crece la hendidura palpebral. Las prótesis ergonómicas son para evitar cirugías innecesarias, ya que antes se practicaba una enucleación o evisceración para después adaptar una prótesis.
Ahora puede fabricarse una prótesis ergonómica que proteja la superficie de la conjuntiva para tener menor irritación y alcance una mejor armonía estética.
Para adaptar una prótesis primero se saca un molde de acuerdo a la cavidad donde irá adaptada, evitando que queden espacios donde puedan acumularse las bacterias, causando infecciones oculares. Luego se fabrica la prótesis de acuerdo a ese molde, en polimetilmetacrilato (PMMA), se pinta cuidando de igualar el color del iris al del ojo existente, y finalmente se pule.
Cuando se adaptan prótesis en los niños se dejan un poco más grandes para que la órbita crezca bien. Para que el movimiento de los ojos se vea natural es necesario rescatar la mayor cantidad de funciones fisiológicas para que el usuario se sienta mejor socialmente. Sin perder de vista que las prótesis pueden necesitar cambio cada 6 años en los adultos.