Se llama acomodación al cambio de forma del cristalino para producir un incremento o disminución del poder dióptrico del ojo. La acomodación permite la formación de una imagen nítida sobre la retina para cualquier distancia a la que se encuentre el objeto.
Dado que ahora las personas necesitan, más que antes, de una visión cercana nítida y cómoda, los problemas de acomodación se han vuelto más evidentes como causantes de molestias oculares.
El principal estímulo de la acomodación es la visión borrosa. Cuando hay visión borrosa en la retina, la información viaja por el nervio óptico hasta obtener una respuesta de contracción del músculo ciliar, aumentando la curvatura del cristalino y con ello su poder dióptrico, para ver nítidamente los objetos cercanos.
El cambio de enfoque de lejos a cerca se llama acomodación positiva y de cerca a lejos acomodación negativa. El sistema acomodativo está diseñado para soportar cambios constantes de visión lejana a cercana y viceversa, pero mantener la visión próxima de manera prolongada puede causar una paralización o pérdida de eficacia que dificulte su actividad normal. Y ahí es donde se encuentra el origen de los problemas de acomodación. Además algunos autores mencionan otras posibles causas como: glaucoma, diabetes, fatiga física, anemia y alcoholismo.
Las anomalías en la acomodación pueden ser: función disminuída, función excesiva o inflexibilidad.
Se plantea la hipótesis de que el aumento de la necesidad de visión cercana ha conducido a una tendencia al exceso de acomodación, más que a la insuficiencia.
Los signos y síntomas de las anomalías en la acomodación generalmente están relacionados con tareas de visión cercana y pueden ser: visión borrosa, dolor de cabeza, cansancio y sueño al leer, pérdida de la comprensión, se evita el trabajo en visión próxima, ojos rojos, lagrimeo, visión doble y excesivas molestias por la luz.
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