Existen muchas definiciones de visión subnormal, en las que intervienen distintos parámetros para establecer límites a situaciones de tipo legal o laboral. Generalizando podemos referirnos a visión subnormal para indicar la visión que no es útil para el desempeño de las actividades habituales de la persona, aún con su mejor corrección óptica. Esta definición es incompleta pero suficiente para la práctica diaria.
La información visual que llega al sistema nervioso central, depende de factores tanto refractométricos como neurológicos y psicológicos, fundamentales en la interpretación de la información recibida.
Hay casos en los cuales aún con la mejor corrección óptica, el paciente no logra una capacidad visual óptima. Sin embargo, existen distintos grados de visión subnormal, en función principalmente de las actividades que debía desarrollar el paciente de manera ordinaria.
A veces el tratamiento de las causas de la visión subnormal puede brindar buenos resultados, pero a veces solo puede mejorar relativamente.
La miopía degenerativa, el queratocono en sus etapas iniciales y las cataratas parciales permiten buenos resultados. El albinismo y la aniridia no complicada también logran incrementos visuales importantes.
Pero cuando el daño sensorial es extenso, hay pocos recursos efectivos. Estos casos incluyen la retinopatía diabética e hiperetensiva avanzadas, el glaucoma en sus etapas finales, las reducciones importantes del campo visual, oclusiones vasculares y retinosis pigmentaria avanzada.
El manejo de la visión subnormal obedece a cuatro parámetros:
La información visual que llega al sistema nervioso central, depende de factores tanto refractométricos como neurológicos y psicológicos, fundamentales en la interpretación de la información recibida.
Hay casos en los cuales aún con la mejor corrección óptica, el paciente no logra una capacidad visual óptima. Sin embargo, existen distintos grados de visión subnormal, en función principalmente de las actividades que debía desarrollar el paciente de manera ordinaria.
A veces el tratamiento de las causas de la visión subnormal puede brindar buenos resultados, pero a veces solo puede mejorar relativamente.
La miopía degenerativa, el queratocono en sus etapas iniciales y las cataratas parciales permiten buenos resultados. El albinismo y la aniridia no complicada también logran incrementos visuales importantes.
Pero cuando el daño sensorial es extenso, hay pocos recursos efectivos. Estos casos incluyen la retinopatía diabética e hiperetensiva avanzadas, el glaucoma en sus etapas finales, las reducciones importantes del campo visual, oclusiones vasculares y retinosis pigmentaria avanzada.
El manejo de la visión subnormal obedece a cuatro parámetros:
- Control de la iluminación. En general puede decirse que a mayor iluminación, mejor agudeza visual, por lo que en la mayoría de los casos de visión subnormal habrá de buscarse la iluminación óptima. Pero hay casos en que el deslumbramiento es en parte causante de la visión subnormal, por lo que se requiere de iluminación controlada, como en el caso del albinismo, aniridia, leucomas centrales y cataratas incipientes.
- Eliminación de las interferencias. Una de las principales fuentes de aberraciones ópticas son las irregularidades en la cara anterior de la córnea. Con los lentes de contacto es posible crear artificialmente una superficie esférica y regular, lo que en muchos casos de visión subnormal es suficiente para mejorar de manera importante.
- Magnificación de la imagen retiniana. La magnificación de la imagen retiniana es el recurso más utilizado en el manejo de la visión subnormal. La magnificación se logra mediante mecanismos como: disminución de la distancia (la magnificación de la imagen en la retina es inversamente proporcional a la distancia del objeto); lentes positivos, lupas, telescopios, textos de tipo grande y proyectores.
- Motivación. La persona con visión subnormal necesita atención especial y constante. Encontrar los recursos para cada caso particular requiere paciencia y optimismo de parte del especialista, pero gran parte del éxito depende de la cooperación y entusiasmo que muestre el paciente.
- Herreman, R (1981) Manual de Refractometría Clínica, México, Salvat Editores.