Páginas

31 agosto 2011

Historia de los Ojos (II de III)

El renacimiento árabe trajo un nuevo concepto contrario al de la visión como resultado de energía emanando del ojo.
Ar-Razi compiló una monografía: “La naturaleza de la visión”, donde se demuestra que los ojos no irradian luz. Pero no fue sino hasta el siglo XI en el que con Alhazen, surge un concepto válido.
Basado en la geometría y física de su tiempo resolvió un número de problemas ópticos, estableciendo de manera concluyente que los objetos son vistos por rayos que pasan de ellos hacia el ojo y no en dirección contraria, como se creía.
Con Alhazen empieza no solo la óptica fisiológica moderna, sino la óptica moderna también, y durante la edad media Robert Grosseteste y Roger Bacon contribuyeron a una óptica más nueva aún.
La óptica más sustancial que emergió entonces tuvo poco efecto en la fisiología oftálmica. El abismo entre los físicos académicamente importantes y los oculistas itinerantes de la edad media era muy grande para ser recorrido fácilmente. Incluso para los físicos, los nuevos temas de óptica empezaban a interesarles pero muy lentamente.
Maurolycus, Leonardo da Vinci y della Porta después de algunos titubeos llegaron al concepto de la cámara oscura. Vale la pena citar la declaración de della Porta, tanto por su formulación del nuevo concepto de la naturaleza de la visión, como por su ratificación de la falsa fisiología de Galeno: "cuando un objeto es iluminado por el sol manda su luz a través de un pequeño agujero en la persiana, hacia un papel colocado enfrente; exactamente como hace la luz pasando a través de la pupila para producir imágenes de los objetos mirados a través del cristalino."
Platón sostuvo que era la retina y no el cristalino, la placa receptora del ojo, pero fue hasta la llegada de Kepler que sus conceptos armonizaron con los de della Porta.
El trabajo de Kepler fue la culminación de lo que empezó Alhazen. Con Kepler el ojo se convierte en un aparato óptico que obedece las leyes indicadas por el árabe. El concepto de cámara obscura se completa: la retina es el tejido receptor, el cristalino y la córnea son medios refractivos. Con el entendimiento de las propiedades ópticas del ojo se llega a entender el significado de la miopía y el uso de lentes.

Referencia:

24 agosto 2011

De la hojita del calendario


El más importante y principal negocio público es la buena educacion de la juventud.
Platón
Foto de Garry Knight

17 agosto 2011

Historia de los Ojos (I de III)


La naturaleza de la visión ha sido objeto de mucha especulación desde los primeros días del conocimiento sistematizado. Para los filósofos naturales de los días pre-hipocráticos la visión era el resultado de la información recabada por rayos como antenas, emitidos por el ojo. Estos rayos al golpear un objeto eran desviados hacia la parte de atrás del ojo, transmitiendo la información del mundo exterior. Tal información sería transmitida a través de un tubo hueco que conecta el ojo con el cerebro.
Esta visión, modificada de una u otra manera, persistió en la clínica oftalmológica, aunque no sin problemas, hasta principios del siglo XVII. Las modificaciones constituyen la historia del desarrollo de la fisiología ocular.
Las modificaciones a las que se sometió esta teoría fueron esencialmente pocas. Platón sostuvo que en adición a la sustancia visual que emerge del ojo para obtener información, había otro factor: los rayos de los objetos vistos que se mezclaban con los rayos procedentes del ojo para producir la visión.
Los anatomistas de Alejandría fijaron el sitio de la visión en el cristalino, un concepto que elaboró Galeno cuando concibió la retina como un revestimiento posterior del cristalino a modo de espejo en cual se reflejan los objetos y desde ahí se transmiten a través del nervio óptico hasta el cerebro.
Un rompimiento radical con estas creencias fueron las de los atomistas que concebían la visión como el resultado de pequeñas partículas desprendiéndose constantemente ellas mismas de los objetos y volando en todas direcciones, incluso hacia el ojo.
Aristóteles insistía en que las cosas eran vistas por influencias emanadas por ellas mismas, más que por rayos emergiendo del ojo.
Entre los alejandrinos, Ptolomeo escribió un tratado sobre la luz; asegurando que los objetos eran vistos por rayos que emergen del ojo, pensando que la distancia es juzgada por la longitud de los rayos emergentes, su posición y su dirección, y el tamaño del ángulo subtendido hasta el objeto al que llegan. Reconoció la visión binocular y la diplopía, incluso al grado de describir las variantes de la visión doble cruzada y no cruzada.
La naturaleza de los espíritus visuales que producen la visión fue definida por Galeno como pneuma; el pneuma derivado del cerebro llena el espacio enfrente del iris, dilata la pupila y rodea el cristalino. La miopía es resultado de la debilidad del espíritu visual; aunque pasa a través de la pupila y emerge del ojo, falla en alcanzar un objeto a la distancia.
Un escritor posterior (Alejandro de Aphrodosias en el siglo III) argumentaba que el fosfeno visto como consecuencia de un golpe en el ojo es resultado de inflamación en el pneuma.

Referencia:
Imagen de Mary Margret

10 agosto 2011

El origen del queratómetro


Hacia 1700 algunos científicos intentaron desarrollar técnicas para medir las curvaturas de la córnea debido a su interés para determinar los mecanismos de la acomodación.

Jesse Ramsden y Everard Home estuvieron entre los primeros que sostenían que la acomodación ocurría principalmente debido a cambios en la córnea y para probar su teoría intentaron medir su curvatura.

En 1779 después de tratar con varios diseños, se quedaron con uno que consistía en un telescopio que examinaba una imagen duplicada reflejada en la córnea. Esto les permitía medir si la curvatura de la córnea cambiaba durante la acomodación.

Eventualmente concluyeron que no había cambios significativos, pero mantuvieron la idea de que era uno de los tres cambios que hacían posible la acomodación: cambio en el radio de la córnea; cambio en la distancia entre el cristalino y la retina, y cambio en la forma del cristalino.

Los primeros intentos por medir la córnea se hicieron con regla y compás, pero la exactitud de estos métodos no era suficiente. El primer paso importante que condujo a la creación del moderno queratómetro fue usar el reflejo en el ojo, de objetos que pudieran utilizarse para medir exactamente las curvaturas de la córnea.

El tema ya había sido tratado por los astrónomos cuando intentaban medir el tamaño de los cuerpos celestes, como el sol, y las distancias entre las estrellas. Usando hilos sobre la imagen plana del telescopio astronómico, los alineaban con dos puntos cuya distancia estaba siendo medida.

A mediados de 1800 se aplicó esta técnica a la córnea; sin embargo había inexactitudes causadas por pequeños movimientos de la cabeza y los ojos, que fueron resueltas duplicando ópticamente la imagen.

Esta idea fue empleada primero en 1753 por Savary mientras desarrollaba un heliómetro para medir el diámetro aparente del sol en apogeo y perigeo. Para lograr esto, Savary ajustó las imágenes duplicadas del sol en perigeo, para que se tocaran; y después midió la distancia necesaria para que las imágenes se tocaran cuando el sol estaba en apogeo. Ramsden copió estos conceptos para desarrollar un queratómetro en 1779.

Setenta y cuatro años después en 1853, Hermann von Helmholtz diseñó un aparato que desplazaba las imágenes mediante platos de vidrio móviles hasta que las extremidades de las imágenes se tocaran.

Por lo tanto el primer queratómetro fue creado con base en dos principios fundamentales:
  1. Suponiendo que la córnea es una superficie esférica reflectiva, el radio de curvatura de la córnea puede ser calculado midiendo el reflejo, en la córnea, de un objeto de tamaño conocido y a una distancia determinada de la córnea.
  2. Una medida exacta del tamaño de la imagen, incluso con algo de movimiento del ojo, puede ser determinada usando el concepto de imagen duplicada.

Entre los diseñadores posteriores merecen especial mención Louis Émile Javal y August Schötz que en 1881 convirtieron el diseño original de Helmholtz en un aparato más fácil de usar en la práctica clínica.

La creación de von Helmholtz y las mejoras posteriores le permitieron a los oftalmólogos y científicos usar el aparato para encontrar la medida cuantitativa del astigmatismo corneal.

Referencia:

03 agosto 2011

Cómo leer una receta


Cuando las molestias oculares se deben a que la persona que las padece necesita lentes se dirá que tiene una ametropía. Las ametropías o errores de refracción no son enfermedades y pueden ser: miopía, hipermetropía, astigmatismo y presbicia, o una combinación de ellas.
Se le expedirá, entonces, una receta con la graduación, o se le adaptarán lentes, de los cuales también se puede medir la graduación.
Las graduaciones se dividen en tres partes: esfera, cilindro y adición (sph, cyl, add). La esfera indica el tipo y cantidad de graduación esférica que la persona tiene. Si la cantidad tiene signo positivo o + se refiere a una hipermetropía, en caso contrario se trata de una miopía.
El cilindro muestra que a la persona se le corregirá un astigmatismo y todo cilindro viene acompañado del ángulo de inclinación de su eje (axis). Lo común es que los cilindros se anoten con signos negativos, pero cuando no es así, puede hacerse una transposición para convertirle a negativo.
Por último, la adición marca el lente de cerca que se sumará para que la persona lea cómodamente.
Generalmente la adición se usa en personas mayores de cuarenta años, pero el uso generalizado de las computadoras ha hecho que a veces sea necesario adaptar lentes bifocales a personas jóvenes que no pueden trabajar cómodamente de cerca con sus lentes de lejos.
Imagen de Specsavers