17 agosto 2011

Historia de los Ojos (I de III)


La naturaleza de la visión ha sido objeto de mucha especulación desde los primeros días del conocimiento sistematizado. Para los filósofos naturales de los días pre-hipocráticos la visión era el resultado de la información recabada por rayos como antenas, emitidos por el ojo. Estos rayos al golpear un objeto eran desviados hacia la parte de atrás del ojo, transmitiendo la información del mundo exterior. Tal información sería transmitida a través de un tubo hueco que conecta el ojo con el cerebro.
Esta visión, modificada de una u otra manera, persistió en la clínica oftalmológica, aunque no sin problemas, hasta principios del siglo XVII. Las modificaciones constituyen la historia del desarrollo de la fisiología ocular.
Las modificaciones a las que se sometió esta teoría fueron esencialmente pocas. Platón sostuvo que en adición a la sustancia visual que emerge del ojo para obtener información, había otro factor: los rayos de los objetos vistos que se mezclaban con los rayos procedentes del ojo para producir la visión.
Los anatomistas de Alejandría fijaron el sitio de la visión en el cristalino, un concepto que elaboró Galeno cuando concibió la retina como un revestimiento posterior del cristalino a modo de espejo en cual se reflejan los objetos y desde ahí se transmiten a través del nervio óptico hasta el cerebro.
Un rompimiento radical con estas creencias fueron las de los atomistas que concebían la visión como el resultado de pequeñas partículas desprendiéndose constantemente ellas mismas de los objetos y volando en todas direcciones, incluso hacia el ojo.
Aristóteles insistía en que las cosas eran vistas por influencias emanadas por ellas mismas, más que por rayos emergiendo del ojo.
Entre los alejandrinos, Ptolomeo escribió un tratado sobre la luz; asegurando que los objetos eran vistos por rayos que emergen del ojo, pensando que la distancia es juzgada por la longitud de los rayos emergentes, su posición y su dirección, y el tamaño del ángulo subtendido hasta el objeto al que llegan. Reconoció la visión binocular y la diplopía, incluso al grado de describir las variantes de la visión doble cruzada y no cruzada.
La naturaleza de los espíritus visuales que producen la visión fue definida por Galeno como pneuma; el pneuma derivado del cerebro llena el espacio enfrente del iris, dilata la pupila y rodea el cristalino. La miopía es resultado de la debilidad del espíritu visual; aunque pasa a través de la pupila y emerge del ojo, falla en alcanzar un objeto a la distancia.
Un escritor posterior (Alejandro de Aphrodosias en el siglo III) argumentaba que el fosfeno visto como consecuencia de un golpe en el ojo es resultado de inflamación en el pneuma.

Referencia:
Imagen de Mary Margret