Jamás penséis que una guerra, por necesaria o justificada que parezca, deja de ser un crimen.
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30 mayo 2012
23 mayo 2012
Diabetes y Glaucoma
El siguiente es un resumen del artículo: Presión intraocular en la población diabética versus población no diabética. Estudio epidemiológico, publicado por los Dres. Macarro, Salguero, Urquiola y Fernández Vigo en la revista Studium.
Introducción. El glaucoma es una enfermedad ocular cuyo origen no está bien establecido. El más importante factor de riesgo es la hipertensión ocular. También la diabetes se considera un factor de riesgo. En muchos estudios se ha encontrado que las personas diabéticas tienen presiones intraoculares más elevadas que las no diabéticas y los diabéticos tienen mayor prevalencia de glaucoma que los no diabéticos.
Lo anterior puede ser cierto debido a que los diabéticos tienen revisiones oftalmológicas más frecuentes por lo que se detectan más glaucomas, resultando una prevalencia sesgada.
Por lo tanto se pretende determinar la presión intraocular media de una población diabética y dos grupos de control en Extremadura, España.
Características del estudio. Se ha tomado una muestra no seleccionada de 1200 pacientes diabéticos, de dos niveles asistenciales: diabético controlado por el médico general y diabético controlado por el endocrino. Se han agrupado por décadas de edad, tipo de diabetes: insulinodependiente DID y no insulinodependiente DNID.
Los grupos control eran: a) cónyuges o acompañantes de los pacientes diabéticos, y b) personas que acuden a un centro de renovación de la licencia de manejar.
A los pacientes se les hicieron las siguientes pruebas: historia, medida de la agudeza visual, tonometría, biomicroscopía con lámpara de hendidura y dilatación pupilar, oftalmoscopía y retinografía.
En los pacientes con presión intraocular por encima de 18mmHg se repitió la tonometría 3 veces y se consideró el valor medio.
Resultados. La presión intraocular media en los diabéticos no varía significativamente según el sexo, tratamiento de la diabetes ni existencia de retinopatía. Pero sí varía según la edad de los pacientes. En el primer grupo de control la presión intraocular media varía según la edad de los sujetos. En el segundo grupo de control también la presión intraocular varía según la edad.
Al comparar el grupo diabético con el grupo de control 1, la presión intraocular de los diabéticos es significativamente más baja que en los no diabéticos, tanto en hombres como en mujeres.
Al comparar la presión intraocular media de ambos grupos, teniendo en cuenta la edad de los pacientes, hemos encontrado que los diabéticos tienen valores más altos que los no diabéticos, excepto en los grupos de individuos por debajo de 50 años, en el cual no hay diferencia significativa entre la presión intraocular media del grupo diabético y grupo control.
Al comparar la presión intraocular del grupo diabético con el grupo de control 2, se obtiene el mismo resultado que al comparar a los diabéticos con el grupo de control 1. Tanto en hombres como en mujeres, los no diabéticos presentan una presión intraocular más alta que los diabéticos.
Cuando comparamos la presión intraocular media de ambos grupos, según la edad de los sujetos, los controles tienen presiones intraoculares más elevadas que los diabéticos en todos los intervalos de edad.
La alteración más característica del glaucoma es la hipertensión ocular. Son muchos los trabajos realizados para intentar identificar los factores de riesgo de los pacientes glaucomatosos. Se involucra a la diabetes en la patogenia del glaucoma pero existe gran disparidad de opiniones ya que los trabajos realizados aportan datos contradictorios.
En un estudio realizado en Baltimore (Tielsch JM, Katz J, Quigley HA et al: Diabetes, intraocular pressure, and primary open angle-glaucoma in the Baltimore Eye Survey. Ophthalmology. 1995; 102: 48-53.), no encuentran asociación entre glaucoma de ángulo abierto y diabetes, sin embargo, cuando consideran la presión intraocular, encuentran que los diabéticos no tratados con insulina tienen valores más altos que los controles, no ocurriendo así en los diabéticos a tratamiento con insulina.
En los tres grupos estudiados, se encontró que la presión intraocular media varía significativamente según la edad de los sujetos.
Al comparar la presión intraocular según el tipo de diabetes, se encuentra que los DID tienen cifras menores que los DNID, lo que puede deberse a la edad de los pacientes más que al tipo de diabetes, ya que los DID tienen una edad media de 28 años mientras que los DNID tienen una edad media de 64 años.
Al comparar la presión intraocular media del grupo diabético con cada grupo control teniendo en cuenta la edad y el sexo de los sujetos, encontramos que tanto los hombres como las mujeres de los dos grupos controles tienen presiones intraoculares más elevadas que los hombres y mujeres diabéticos respectivamente. Cuando consideramos la edad de los sujetos, vemos que en todos los intervalos de edad establecidos, los controles del grupo 2 tienen cifras más altas que los diabéticos, sin embargo al compararlas con el grupo control 1, solamente tienen presiones intraoculares más altas los controles de los grupos de edad mayores de 50 años, por debajo de esta edad no hay diferencia estadísticamente significativa entre ambos grupos.
En conclusión se ha encontrado que los sujetos de los dos grupos controles tienen presiones intraoculares medias mayores que la población diabética, sin embargo, aunque esta diferencia es estadísticamente significativa, creemos que carece de significación desde un punto de vista clínico. Así, de los resultados obtenidos en nuestro estudio no se puede concluir que los diabéticos tengan presiones intraoculares mayores que los no diabéticos.
Referencia
- Macarro A., Salguero A., Urquiola M., Fernández-Vigo J. (1997). Presión intraocular en la población diabética versus población no diabética Studium ophthalmologicum
16 mayo 2012
Cuándo no usar lentes de contacto
Muchas veces los médicos tienen dificultad para decidir si un paciente que sufre de conjuntivitis alérgica debería no usar sus lentes de contacto por un período de tiempo. Pero generalmente, la respuesta correcta a esta pregunta es fácil de encontrar: simplemente hay que evertir el párpado superior y echar un vistazo.
Si la sección tarsal superior de la conjuntiva muestra hiperemia (enrojecimiento), edema (inflamación) o papilas muy notables, una interrupción corta en el uso de lentes de contacto, de alrededor de dos semanas, es muy buena garantía de alivio.
También puede ser benéfico para estos pacientes empezar un tratamiento con corticosteriodes recetados por el médico, por una semana. Las gotas para la alergia pueden ser usadas cuando se empieza el tratamiento con corticosteroides o después, dependiendo de la severidad de los síntomas.
La clave indicadora es el involucramiento del párpado superior. Si hay hiperemia, edema o papilas muy visibles, es razonable la recomendación de tomar un receso en el uso de lentes de contacto durante el tratamiento. Una vez que el paciente vuelva a usar los lentes de contacto, una semana después, por ejemplo, el uso de corticosteroides o gotas para la alergia, puestas cinco minutos antes de ponerse los lentes de contacto y después de quitárselos, facilitará la transición al uso de sus lentes nuevamente.
Referencia
09 mayo 2012
Sensibilidad al Contraste
La sensibilidad al contraste es la capacidad del ojo para distinguir grados sutiles de contraste. Las enfermedades retinianas y del nervio óptico, y la turbidez de los medios oculares puede perturbar esa capacidad.
Como la visión de colores, la sensibilidad al contraste puede alterarse en muchas situaciones antes de que se afecte la agudeza visual (medida con la cartilla de Snellen).
La sensibilidad al contraste suele probarse mediante el empleo de láminas impresas estandar con una serie de blancos de prueba, donde cada blanco consiste en una serie de líneas paralelas oscuras en una de tres orientaciones distintas.
Al reducirse de manera progresiva el contraste entre las líneas y su fondo, de un blanco al siguiente, resulta más difícil para el paciente determinar la orientación de las líneas.
Una persona con sensibilidad al contraste pobre, por cataratas por ejemplo, puede tener una agudeza visual de 20/20, por lo que la cartilla de Snellen para medir la agudeza visual no predice adecuadamente el desempeño visual en la vida diaria.
Referencia
02 mayo 2012
¿Qué tienen en común la pantalla “Retina” de Apple y nuestra retina?
Pablo Artal, Físico español que trabaja en investigación principalmente sobre óptica visual, escribe en su blog acerca de la pantalla “Retina” de la compañía Apple; entrada que se resume a continuación.
Alex Pennos, estudiante de doctorado me ha preguntado sobre las semejanzas de la retina humana y la pantalla “Retina” de Apple; y otras personas han comentado sobre la conveniencia de hacer mercadeo usando el nombre de “Retina” para estas nuevas pantallas, así que tendré que escribir sobre el tema.
La pregunta de Alex tiene mucho sentido. Creo que muchas personas se incomodan con el nombre usado por Apple: “Retina”. ¿Se está sugiriendo que estas pantallas tienen una semejanza significativa con nuestra retina? Trataré de dar alguna información para que usted decida sobre el tema, usando algunos simples hechos de óptica fisiológica.
La última versión del iPad e iPhones (4 y 4S) están equipados con una pantalla de alta resolución, llamada “Retina”. La razón para este nombre fué revelada por Steve Jobs durante la presentación del iPhone 4: “debido a la alta densidad de pixeles en la pantalla ‘Retina’, el ojo humano es incapaz de distinguirlos.” La declaración es casi correcta, dado que bajo condiciones normales de visión la mayoría de las personas no son capaces de ver los detalles de los pixeles. Aunque bajo ciertas condiciones hay personas con muy buena agudeza visual que sí podrán distinguirlos. Sin embargo, a muchos científicos y aficionados a la ciencia, que además son entusiastas de cualquier acción de Apple, no les gusta la elección de este nombre. El problema es que el uso del nombre “Retina” parece indicar que las características de la pantalla son similares a las de nuestra retina.
Considerando la influencia global de Apple, el nombre es desafortunado dado que las diferencias son simplemente enormes. Y este no es un tema trivial, si se considera el papel central de la pantalla en el mercadeo de los productos Apple.
“Retina” versus retina. Discutiré algunas de las características de nuestra retina comparadas con la pantalla del nuevo iPad. La retina tiene una resolución de 2048X1536 pixeles, más de 3 millones en total. Cada pixel tiene un tamaño de aproximadamente 96 micras y contiene 3 subelementos (rojo, azul y verde) para reproducir los colores. Nuestra retina tiene dos tipos de fotorreceptores: los conos que se usan a la luz del día y para ver en color, y los bastones principalmente usados en la visión nocturna. Tenemos alrededor de 7 millones de conos, con un tamaño de alrededor de 2.5 micras, y alrededor de 120 millones de bastones. Los pixeles de la pantalla del nuevo iPhone son alrededor de 40 veces más grandes que los conos. Es decir que dentro de cada pixel de la pantalla podríamos acomodar alrededor de 1500 conos.
Pero la resolución no lo es todo en una pantalla. Como muchos lectores correctamente señalan, mientras que es importante, la resolución no es el único indicador de calidad para una pantalla. Consideremos otras características. Por ejemplo, un iPad puesto a la distancia de lectura cubre un campo de visión de alrededor de 30 grados, una pequeña fracción de nuestro campo que es aproximadamente de 200 grados. Y el radio de contraste de la pantalla “Retina” es de alrededor de 1:1000, un modesto valor comparado con el espectacular rango de sensibilidad de nuestros ojos, 1:1000 millones. Sí, un número enorme... pero, se puede pensar en el enorme rango de operación lumínica de nuestro sistema visual: desde un día soleado (100000 cd/m2 de luminancia) a una oscura noche (0.0001 cd/m2).
Y ¿qué acerca de la reproducción del color? Arthur Ho, un científico en el Instituto de Visión Brien Holden en Sidney, y un experto mundial en visión aplicada, de manera inteligente hace notar en un comentario lo siguiente: “La resolución es una cosa... pero todavía sigo esperando que Apple (o cualquier otra compañía) fabrique una pantalla que pueda representar nuestro espectro completo de visión del color. Ya que en ese parámetro, la extensión es tanto o más importante que la resolución”.
Estoy completamente de acuerdo con Arthur. Un punto débil en las pantallas actuales, incluída la “Retina”, es la reproducción relativamente pobre del color. Comparando los rangos de colores producidos con aquellos que el ojo humano puede distinguir, la diferencia es muy grande.
La pantalla “Retina”: ¿un inapropiado (y desafortunado) nombre? Si consideramos solo este dato, es claro que las pantallas están todavía lejos tecnológicamente de nuestra maravillosa retina. Aún reconociendo que las pantallas actuales están mejorando, la razón dada por Apple para justificar el nombre no es convincente: “una resolución que hace indistinguibles los pixeles”. Un viejo monitor de resolución VGA podria entonces ser considerado como “Retina” también en el sentido de tener pixeles indistinguibles si el observador están lo suficientemente lejos. En mi opinión es inapropiado, incluso para Apple, llamar “Retina” a una buena pantalla, tan lejos de nuestra retina.
Referencia.