Hace unos días tuvimos, en la escuela, una plática en la cual el Dr. Onésimo Hernández Lerma, matemático del Cinvestav, nos recomendó la lectura del libro Los sonámbulos de Arthur Koestler. El libro trae un capítulo acerca de la importancia de la invención del telescopio por lo que me gustó la idea de reproducir una parte.
"Fué la invención del telescopio lo que produjo que Kepler y Galileo, cada uno moviéndose en su propia órbita, alcanzaran su más cercana conjunción... Como ya dijimos, el telescopio no fué inventado por Galileo. En septiembre de 1608, en la feria anual de Frankfurt, un hombre ofreció en venta un telescopio que tenía una lente convexa y una lente cóncava y aumentaba siete veces el tamaño de los objetos.
"El 2 de octubre de 1608, el fabricante de anteojos Johann Lippershey, de Middleburg, solicitaba una licencia de 30 años al gobierno de los Países Bajos para fabricar telescopios con lentes simples y dobles. En el mes siguiente vendió varios de aquellos telescopios por trescientos y seiscientos florines holandeses, respectivamente, pero no se le otorgó licencia exclusiva porque entretanto otros dos hombres habían presentado el mismo invento.
"El gobierno holandés mandó, como obsequio, dos instrumentos de Lippershey al rey de Francia. En abril de 1609 podían comprarse telescopios en las tiendas de los fabricantes de lentes en París. En el verano, Thomas Harriot efectuó en Inglaterra observaciones de la Luna con un telescopio y trazó mapas de su superficie. El mismo año llegaron a Italia varios telescopios holandeses que fueron copiados.
"El propio Galileo afirmó en el Sidereus Nuncius que había leído informes del invento holandés, y que éstos lo habían animado a construir un instrumento basado en el mismo principio, cosa que consiguió "tras un profundo estudio de la teoría de la refracción". Carece de importancia si realmente vió y manejó alguno de los instrumentos holandeses que llegaron a Italia, puesto que, una vez conocido el principio mentes menos capacitadas que la de Galileo podían construir, y de hecho construyeron, instrumentos similares.
"El 8 de agosto de 1609, Galileo invitó al senado veneciano a probar su catalejo desde la torre de San Marcos, con un éxito espectacular; tres días después, lo regaló al senado, con una carta que explicaba que el instrumento, al aumentar los objetos nueve veces, podía tener gran importancia en caso de guerra. Permitiría ver "velas y naves" situadas tan lejos que pasarían dos horas antes de que pudieran verse a simple vista aunque navegaran a pleno velamen hacia puerto, de manera que resultaría de un gran valor para contener una invasión marítima. No era aquella la primera vez, ni sería la última, que la investigación pura, ese hambriento perro sarnoso, arrancaba un hueso del banquete de los señores de la guerra."
Referencia