El nervio óptico funciona como un cable que lleva información visual codificada al cerebro. Contiene cerca de un millón de fibras nerviosas y vasos sanguíneos, aún cuando solo mide 1.5 mm de diámetro. Su longitud en la órbita del ojo es de 25 mm y tiene poca tensión para que no se estire durante la rotación ocular extrema. Continúa 10 mm por el canal óptico antes de establecer contacto con el nervio óptico del otro ojo en un lugar llamado quiasma.
La información visual recogida por la retina se envía al cerebro a través del nervio óptico. El cerebro decodifica los impulsos visuales de ambos ojos para producir una imagen tridimensional.
La papila óptica, en la parte de atrás del ojo, es un círculo amarillento donde se forma el nervio óptico.
Los exámenes regulares de los ojos son importantes para detectar enfermedades que pueden afectar el nervio óptico. Se sugiere hacerse examinar cada 2 o 3 años después de los 40 años de edad, y cada año después de los 65.
Nueve por ciento de la ceguera existente se debe a atrofia del nervio óptico, que puede tener como causa la interrupción del aporte sanguíneo al nervio, ocurrida en la arterioesclerosis de la arteria oftálmica o en la oclusión de la arteria central de la retina.
En caso de pacientes con glaucoma, se revisa el nervio óptico para examinar sus fibras. El especialista usa un oftalmoscopio para ver directamente el fondo del ojo a través de la pupila. Algunas veces se usa luz laser y computadoras para crear una imagen tridimensional del nervio óptico. Los cambios ligeros pueden indicar el inicio de glaucoma. El glaucoma es la segunda causa de ceguera en México.
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