La respuesta de la pupila ante la luz es un reflejo que controla el diámetro de la pupila ante la intensidad de la luz que llega a la retina, ayudando a la adaptación en varios niveles de oscuridad y luz.
Intensidades más grandes de luz provocan que la pupila disminuya, para que entre menos luz, mientras que menos luz hace que la pupila se abra para permitir la entrada de más luz.
Además de controlar la cantidad de luz que entra en el ojo, el reflejo pupilar a la luz constituye una herramienta de diagnóstico muy útil, ya que permite examinar la integridad de las funciones motoras y sensoriales del ojo.
Bajo condiciones normales, las pupilas de ambos ojos responden igualmente al estímulo luminoso, sin importan cuál de los dos ojos está siendo estimulado.
La luz que entra a un ojo produce la disminución del tamaño de la pupila de ese ojo, en respuesta directa, pero también la disminución de la pupila del otro ojo, en respuesta consensual. Comparar estas dos respuestas en ambos ojos ayuda a localizar una lesión.
Referencia