En la foto se ve cómo un hombre desnudo se ríe a boca abierta mientras el agua corre por su cara enrojecida, enjuagando el Google Glass que está usando en el baño.
Esta famosa imagen, subida a la red por el futurista de la tecnología Robert Scoble hace algunos meses, muestra el entusiasmo entre los primeros usuarios de esta tecnología.
El Glass, un equipo de auriculares, con control de voz conectado a internet, promete una transformación en la manera en que interactuamos con las computadoras y entre nosotros.
Un año después, el entusiasmo de Scoble ha decaído. "Yo lo estoy usando en este momento", dice, "es realmente inútil. No puedo almacenar más de 20 contactos, y no puedo tomar fotos y ponerlas en Instagram o Facebook. La obtención de aplicaciones aquí es un suplicio ".
Scoble aún usa el aparato pero hace una lista de inconvenientes: la vida de la batería es muy corta; la batería es muy pesada para algunos usuarios; y la interfase que permite tener acceso a las aplicaciones todavía necesita trabajarse.
Los ingenieros de Google trabajarán muy duro sobre estos temas antes de su lanzamiento público, que se espera a fines de este año. Pero los problemas técnicos pueden no ser los más grandes. Una reacción en contra de Glass ha estado creciendo rápidamente en los últimos meses.
A partir de la versión que salió el último año, disponible a un número limitado de usuarios “exploradores” por $1500 dólares más impuestos, las críticas no se hicieron esperar.
El escritor Ed Champion enumeró 35 argumentos contra Google Glass, desde ansiedad sobre la cada vez más grande recolección de datos personales por Google hasta el potencial de distracción durante las conversaciones. Mientras tanto, el grupo que aboga por la privacidad, Stop the Cyborgs, con base en Londres, alerta de que la video cámara del aparato puede ser usada para vigilancia intrusiva. “Las autoridades, corporaciones y abogados serán capaces de tener acceso a material de archivo de todo el mundo”, escribió el grupo.
Para muchos, una de las principales preocupaciones es que el Glass permite al usuario grabar fotos y videos de otros sin su consentimiento. Esto ha provocado que el Glass sea prohibido en algunos bares, restaurantes y otros lugares.
Esta hostilidad incluso ha llevado al acuñamiento de un nuevo insulto, “glasshole”, para describir a los usuarios que no respetan el espacio personal de los demás.
Probablemente el principal obstáculo que enfrenta Google Glass es su potencial para alterar las normas sociales existentes, ya que, a diferencia de traer un aparato personal en la bolsa, éste se coloca justo frente a la cara, perpetuamente demandando una reacción de los otros.
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