La ceguera por falta de atención es la incapacidad para percibir algo que está dentro de nuestro campo de percepción directo, porque estamos poniendo atención a otra cosa.
El término fué acuñado por los psicólogos Arien Mack e Irvin Rock, que identificaron el fenómeno mientras estudiaban la relación entre atención y percepción. Ellos fueron capaces de mostrar que, bajo ciertas condiciones, si los sujetos no están poniendo atención a un estímulo visual sino que están poniendo atención a otra cosa en el campo visual, un gran porcentaje serán “ciegos” a algo que está justo frente a sus ojos.
Debido a esta incapacidad de percibir, esta ceguera con visión, parece ser causada por el hecho de que los sujetos no están poniendo atención al estímulo, sino atendiendo a otra cosa... y por eso se le llamó ceguera por falta de atención.
Otros como U. Neisser, D. Simons, y C. Chabris, han replicado y extendido el trabajo de Mack y Rock con experimentos donde ponen a sujetos a atender una tarea específica mientras ven una película, por ejemplo contar las veces que un jugador pasa la pelota a los otros jugadores, mientras alguien camina por la cancha cargando una sombrilla. Un gran porcentaje de sujetos no percibe algo tan obvio como la persona con la sombrilla, si están poniendo atención a algo más en su campo visual. Algunos ejemplos de este experimento pueden ser vistos en la página del Simons Lab de la Universidad de Illinois.
La investigación de Chabris y Simons indica que la ceguera por falta de atención es un “necesario, aunque desafortunado, subproducto de la operación normal de atención y percepción”. Puntualizan que incluso los radiólogos que son especialistas altamente entrenados en detectar signos visuales de problemas médicos, “pueden pasar por alto problemas sutiles cuando leen imágenes médicas.”
Para eliminar la ceguera por falta de atención, tendríamos que eliminar la atención enfocada. Eso no sería una buena idea. Sería peor la condición de ser capaz de poner atención a todas las cosas en nuestro campo sensorial al mismo tiempo. Eso nos volvería locos.
La investigación también muestra que entrenar a la gente para mejorar sus habilidades de atención no les ayudaría a detectar objetos inesperados. “Si un objeto es verdaderamente inesperado, es improbable que la gente lo note, independientemente qué tan buenos sean en enfocar su atención.”
Hay que recordar que no hay evidencia científica que apoye la creencia de que manejar mientras se habla en un teléfono manos libres es más seguro que manejar mientras se sostiene el teléfono en el oído. Peor aún, ambos tienen el mismo efecto que manejar bajo la influencia del alcohol.
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