La mayor parte del interior del ojo está lleno de vítreo, que es una sustancia gelatinosa que ayuda al ojo a mantener su forma redonda. Hay millones de fibras muy finas entrelazadas en el vítreo que están prendidas a la superficie de la retina, el tejido ocular sensible a la luz.
A medida que envejecemos, el vítreo se encoge lentamente, y sus fibras jalan la superficie de la retina. Generalmente las fibras se rompen, permitiendo al vítreo separarse de la retina. Esto es el desprendimiento de vítreo.
La mayoría de las veces, un desprendimiento de vítreo, también conocido como desprendimiento de vítreo posterior, no es peligroso para la vista y no requiere de tratamiento.
Un desprendimiento de vítreo es una condición común que generalmente afecta a personas mayores de 50 años, y es muy común después de los 80. Las personas miopes tienen un riesgo mayor. Quienes tienen desprendimiento de vítreo en un ojo tienen más probabilidad de tener deprendimiento en el otro ojo.
A medida que el vítreo se encoge, se vuelve algo fibroso, y las fibras pueden proyectar pequeñas sombras en la retina que se perciben como corpúsculos flotantes, o parecer telarañas que flotan en el campo visual. Un síntoma de desprendimiento de vítreo es un pequeño pero súbito incremento en el número de partículas flotantes, que puede venir acompañado de destellos de luz en la visión periférica.
La única manera de diagnosticar la causa del problema es con un exámen completo de la vista con dilatación pupilar. Si el desprendimiento de vítreo ha provocado un hoyo macular o desprendimiento de retina, el tratamiento oportuno puede prevenir la pérdida de visión.
Aunque el desprendimiento de vítreo no pone en riesgo la visión, a veces algunas de sus fibras pueden jalar tan fuerte la retina que crean un hoyo en la mácula o producen un desprendimiento de retina. Ambas condiciones ponen en peligro la visión y deben ser tratadas de inmediato, evitando el riesgo de pérdida permanente de la visión.
Quienes experimenten un súbito incremento de partículas flotantes o destellos luminosos en la visión periférica deben someterse a un examen completo de la vista con un oftalmólogo tan pronto como les sea posible.
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