Escrito por Sunita Radhakrishnan para Glaucoma Research Foundation
En la forma más común de glaucoma, el glaucoma primario de ángulo abierto (GPAA), el aumento de la presión intraocular sucede muy lentamente. El ángulo donde el iris se une a la córnea está abierto pero el canal de drenaje se tapa con el tiempo, causando un incremento en la presión intraocular y el subsecuente daño al nervio ópico.
En general no hay señales de advertencia temprana o síntomas de GPAA. La mayoría de las personas que tienen GPAA se sienten bien y no notan un cambio en su visión al principio porque la pérdida inicial es en la visión periférica, y la agudeza visual se mantiene hasta muy avanzada la enfermedad.
Para el momento en que el paciente advierte su pérdida de visión, la enfermedad generalmente está en una etapa avanzada. La pérdida de visión a causa de glaucoma no es reversible con tratamiento, incluso con cirugía.
Debido a que el GPAA tiene pocos signos de advertencia o síntomas antes de que ocurra daño, es importante ver a un médico para un examen visual regular. Si detecta glaucoma, el médico puede recetar un tratamiento preventivo para ayudar a proteger la visión.
¿cuáles son los síntomas del glaucoma de ángulo cerrado?
El ángulo cerrado primario es una condición en la cual el ángulo iridocorneal está cerrado en muchas áreas; si esto causa un incremento en la presión intraocular puede provocar daño en el nervio óptico. El tratamiento temprano puede ayudar a minimizar el riesgo de desarrollar glaucoma. En la mayoría de los pacientes con ángulo cerrado primario, hay un aumento gradual en la presión intraocular y no hay síntomas notables.
De manera menos común, la presión aumenta rápidamente y esto se llama ataque agudo de ángulo cerrado. Aquí el nivel de la presión es extremadamente alto y el daño al nervio óptico puede ocurrir muy rápido. Algunos pacientes con ángulo cerrado pueden tener episodios transitorios de alta presión que pueden confundirse con migrañas.
Los síntomas de un ángulo cerrado agudo son muy notables, y pueden incluir visión borrosa, dolor ocular y de cabeza severo, náusea o vómito, la aparición de círculos de colores alrededor de las luces, o pérdida de visión súbita. Si la persona experimenta alguno de estos síntomas, debe buscar ayuda inmediata del oftalmólogo.
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