La información visual es conducida del ojo al cerebro a través del nervio óptico, un ensamblaje de células nerviosas (llamadas axones) que salen directamente de la retina y corre a los centros visuales del cerebro.
El daño al nervio óptico debido a una lesión o enfermedad grave invariablemente conduce a pérdida de la visión, provocando frecuentemente ceguera.
El glaucoma, una enfermedad crónica, también compromete al nervio óptico, conduciendo a la muerte de células nerviosas y defectos en la visión.
No hay tratamientos efectivos para regenerar las células nerviosas o restaurar las conexiones entre el ojo y el cerebro una vez que se pierde el nervio óptico.
Esa es la principal barrera a superar, dado el número sustancial de pacientes que padecen ceguera asociada a neuropatía óptica.
La investigación en el Louis J. Fox Center for Vision Restoration en el Departamento de Oftalmología de la Universidad de Pittsburg se centra en esos temas.
Referencia