Nuestro ojo es un delicado órgano esencial para la visión. También es un órgnao muy vulnerable, ya que está expuesto al mundo exterior a través de la córnea. Para proteger el ojo de las infecciones, el sistema inmunológico ha desarrollado un número de mecanismos especializados, uno de los cuales se conoce como el privilegio inmune.
Este mecanismo permite mantener a la córnea y la retina claras, lo que es esencial para la visión. Sin embargo si nuestro sistema inmunológico se diera cuenta de la existencia de nuestros ojos, este privilegio inmune podría perderse y sin él, el sistema inmunológiuco atacaría nuestros ojos como si fueran un invasor extraño.
Esto podría llevar a inflamación y daño, que resultaría en ceguera.
Nuestro sistema inmunológico está diseñado para proteger el cuerpo de infecciones. Esto lo logra identificando y destruyendo a los invasores como bacterias, virus y células cancerosas.
El sistema inmunológico usa una variedad de mecanismos para identificar a los invasores, uno de los cuales es el uso de anticuerpos que son proteínas que pueden unirse a antígenos específicos, que son moléculas que se encuentran en la superficie de invasores extraños. Una vez que el anticuerpo se ha unido a un antígeno, se dispara una respuesta inmunitaria para destruir al invasor.
El sistema inmunitario también usa una cantidad de células para identificar y destruir a los invasores. Una de estas células es la célula T que reconoce y destruye invasores extraños que ya han infectado las células del cuerpo.
Hay un número de formas en las que el sistema inmune podría fijarse en los ojos. Una es a través de un daño. Si el ojo es lastimado el sistema inmune responderá al daño mandando células inmunológicas al ojo.
Otra manera es mediante las infecciones. Si el ojo se infecta, el sistema inmune también responderá mandando sus células.
Finalmente, el sistema inmunológico podría fijarse en los ojos mediante un proceso llamado autoinmunidad. Este proceso es una condición en la cual el sistema inmunológico ataca los tejidos de su propio cuerpo.
Existen algunas enfermedades autoinmunes que pueden afectar el ojo como la uveítis o la neuritis óptica.
El sistema inmunológico es una herrramienta poderosa que protege el cuerpo de la infección y el daño. Sin embargo, si nuestro sistema inmune se diera cuenta de la existencia de los ojos podría atacarlos como un invasor extraño. Esto nos llevaría a inflamación y daño, que podría terminar en ceguera.
De acuerdo a una teoría, sobre porqué el sistema inmunológico no ataca los ojos es que los ojos han evolucionado para ser invisibles al sistema inmune. Esto es conocido como privilegio inmune del ojo.
El privilegio inmune del ojo se alcanza a través de un número de mecanismos. Un mecanismo es la presencia de una barrera hematoretiniana que es una capa de células que separa el torrente sanguíneo de la retina. Esta barrera impide que la mayoría de las células inmunitarias ingresen a la retina.
Otro mecanismo es la presencia de moléculas inmunosupresoras, que ayudan a suprimir la respuesta inmune dentro del ojo.
Así, el privilegio inmune es esencial para nuestra visión.
Referencia